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Pautas generales para la dosificación de suplementos de vitaminas y/o minerales

El uso clínico de micronutrientes (vitaminas y minerales) y compuestos bioquímicamente activos (sustancias como la lecitina, el licopeno o los flavonoides) en una matriz no alimentaria, es decir, empleando un preparado farmacéutico (jarabe, emulsiones, cápsulas, pastillas, polvos u otros), es una tarea relativamente nueva para el nutricionista/nutriólogo/dietista-nutricionsita (dependiendo de la denominación del país). Por mucho tiempo, nuestra formación académica ha priorizado el uso del alimento como vehículo principal y suficiente de tanto macro como micronutrientes. Tradicionalmente, el paradigma más importante en la formación del profesional en nutrición ha sido que la alimentación balanceada es capaz de cubrir, por si sola, todas las necesidades nutricionales de la persona. Este entorno no le proporciona al profesional las herramientas teóricas ni prácticas necesarias para aproximarse a la suplementación, por lo cual, el uso de suplementos de vitaminas, minerales u otros compuestos bioactivos es abordado solo tangencialmente. Aunque, hemos avanzado relativamente bien en el uso de fórmulas de nutrición enteral y parenteral, el camino global hacia el uso pleno de productos no naturales, es decir, más allá del alimento, todavía tiene un trecho largo y a la espera de ser recorrido. Revisemos a continuación, algunos aspectos puntuales que se deben tener en cuenta para utilizar suplementos de micronutrientes.

Bajo ciertas circunstancias, los alimentos no son capaces de proporcionarnos la cantidad de micronutrientes que necesitamos.

Meditemos un momento en lo siguiente. La vitamina C pertenece al grupo de vitaminas hidrosolubles. La vitamina C es indispensable para la formación de colágeno y L-carnitina; para la conversión de colesterol en sales biliares (de hecho, hay estudios que sugieren que el déficit de vitamina C puede contribuir con la formación de cálculos biliares); para la absorción del hierro no hem; para decenas de procesos esteroidogénicos a nivel adrenal; para la neutralización de especies reactivas de oxígeno (ROS), por ende, atenúa el daño en el ADN; y, por supuesto, para estimular y modular la respuesta inmunitaria (1, 2 ).

Se ha sugerido que la suplementación profiláctica de vitamina C en dosis de 1000 mg por día tiene un potente efecto antioxidante y fortalece el sistema inmune entre otras funciones. Se sabe por otro lado, que un consumo menor a 2000 mg por día de vitamina C es considerado seguro (3), por lo cual, los suplementos disponibles en el mercado con estas dosis pertenecen a la categoría de “venta libre” es decir, no requieren prescripción médica. En este orden de ideas, si tuviéramos un paciente a quien buscamos suplementar con 1000 mg diarios de vitamina C de manera profiláctica, ¿cuánto zumo de naranja (una de las principales fuentes alimentarias) se requeriría para cubrir esta cantidad, tomando en cuenta que un vaso de zumo de naranja proporciona 48 mg de vitamina C por cada 100 ml (4)? Respuesta. La persona debería consumir diariamente, al menos, 2 litros de zumo de naranja. Esta cantidad es evidentemente excesiva. La única forma posible de proveer al paciente de 1000 mg de vitamina C diariamente sin alterar otros elementos de su dieta sería empleando un suplemento.


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2. Aportar una mayor cantidad de un micronutriente a través de un suplemento o alimento, no significa que se absorberá en mayor medida.

 

La regulación de la absorción de micronutrientes es un proceso regulado desde el interior del organismo en función del número de receptores presentes en la luz intestinal. Citemos un ejemplo. La deficiencia de hierro estimula la aparición proporcional de receptores de hierro (apoferritina) con el objetivo de captar la mayor cantidad posible del mineral, disponible en la luz del intestino. Cuando las reservas de hierro son normales o altas, el número de estos receptores desciende abruptamente con lo cual la absorción se reduce en una cantidad proporcional (5). Este evento que tiene como objetivo proteger al organismo contra el ingreso desmedido del mineral (cantidades elevadas de hierro libre pueden inducir un estado pro-oxidante), además, puede afectar negativamente la absorción de otros minerales debido a interacciones entre micronutrientes por puntos de absorción común.

3. La cantidad liberada del micronutriente depende del excipiente empleado.

Excipiente es la sustancia que sirve como transportador del micronutriente hasta el lugar donde será absorbido; en realidad, el excipiente tiene otras funciones, pero desde el punto de vista nutricional, es la que más nos importa. Dependiendo del excipiente, un suplemento puede liberar más o menos cantidad de micronutriente, por ejemplo, 1 cucharadita de sulfato ferroso nos puede proporcionar 625 mg de sulfato ferroso pero solo libera 125 mg de hierro elemental; en cambio, una cucharadita de hierro maltosado podría llegar a liberar hasta 250 mg de hierro elemental (tabla 1). En este caso hemos comparado dos excipientes diferentes, por un lado el sulfato y por otro la maltosa. Esta información está disponible en los insertos.

 

Tabla 1.

Cantidad de micronutriente liberada a partir de formulaciones con dos excipientes diferentes

Tipo de

fórmula

Dosis Cantidad por dosis Cantidad proporcionada por dosis Cantidad de micronutriente  liberado en cada dosis
Sulfato

ferroso

1 cucharadita 5 ml 625 mg de Sulfato ferroso 125 mg de Hierro elemental
Hierro

maltosado

1 cucharadita 5 ml 862 mg de Hierro maltosado 250 mg de Hierro elemental

Fuente: Inserto

 

 4. La cantidad disponible de un micronutriente también depende de la forma farmacéutica empleada.

Los jarabes y las pastillas pueden liberar cantidades diferentes de un micronutriente determinado. No solo ello, la presentación farmacéutica también nos proporcionan ciertas facilidades al momento de la administración del micronutriente, sobre todo, facilidades relacionadas con el fraccionamiento de la dosis (tabla 2).

 

Tabla 2.

Cantidad de micronutriente liberada a partir de dos formas farmacéuticas diferentes

Tipo de

fórmula

Presentación farmacéutica Dosis Cantidad proporcionada por dosis Cantidad de micronutriente  liberado en cada dosis
Sulfato

ferroso

Jarabe 1 cucharadita 625 mg de Sulfato ferroso 125 mg de Hierro elemental
Sulfato

ferroso

Pastilla 1 pastilla 862 mg de sulfato ferroso 60 mg de hierro elemental

Fuente: Inserto

 

5. Los niveles de ingesta máxima tolerable (UL) para vitaminas y minerales esenciales determinan la cantidad segura de estos nutrientes para ser consumida vía alimento o suplemento.

 Los UL son los valores de ingesta máxima tolerable tanto para vitaminas como para minerales y se encuentran consignados en el documento Dietary Reference Intakes (DRI). Estos valores no representan en caso alguno una dosis de tratamiento médico y consideran como seguro cualquier consumo vía alimento o suplemento que sea menor a lo establecido en estas tablas. Como se mencionó líneas arriba, este es el fundamento por el cual muchos suplementos de micronutrientes se encuentran en la categoría de “venta libre” y pueden ser prescritos con libertad.

 

Tabla 3.

Valores de UL para algunos micronutrientes

Nutriente UL
(por día)
Vitamina A (preformada) 3,000 mcg
Vitamina C 2,000 mg
Folato 1,000 mcg
Calcio 2.5 g
Hierro 45 mg
Zinc 40 mg

Fuente: DRI

 

6. Se debe estar atento a la presencia de excipientes que pudiesen generar reacciones secundarias adversas.

Muchas de las formulaciones disponibles en el mercado pueden contener gluten, lactosa o sulfas. El gluten está contraindicado en la celiaquía, la lactosa en la intolerancia a la lactosa y las sulfas en personas alérgicas. Parte del cuidado que se debe tener al administrar micronutrientes vía suplemento, es también, evaluar los componentes de la presentación farmacéutica empleada.

 

Finalmente, debemos reiterar que este artículo no pretende desmerecer el papel de los alimentos, ni mucho menos. Este artículo tiene como objetivo llamar la atención de los nutricionistas/nutriólogos/dietista-nutricionistas hacia el uso de suplementos de vitaminas y minerales de manera complementaria y sistemática cuando exista evidencia suficiente que la dieta no llega a cubrir las necesidades de micronutrientes de una persona. Este artículo tiene como objetivo promover el uso de suplementos de vitaminas y minerales con fines profilácticos y a dosis seguras. Recuerde, estimado colega y lector, que la labor del Profesional de la Nutrición no solo incluye el tratamiento de una enfermedad establecida, sino principalmente la prevención de aquellas que pudiesen aparecer por efectos de una deficiencia o un mal control nutricional.

 

Por Robinson Cruz
*Robinson Cruz es Director General del Instituto IIDENUT. Cuenta con 20 años de experiencia como nutricionista clínico y especialista en Bioquímica aplicada a la Nutrición. Es investigador y docente invitado en los programas de nutrición de pre y posgrado de decenas de universidades en 20 países de Iberoamérica. Más de medio millón de profesionales siguen sus publicaciones en diversos medios digitales. En este tiempo ha formado miles de profesionales de la nutrición, ha publicado casi una docena de libros y cientos de comunicaciones relacionadas, entre otras actividades. https://orcid.org/0000-0002-8056-1822

 

Referencias Bibliográficas

  1. Jafari D, Esmaeilzadeh A, Mohammadi-Kordkhayli M, Rezaei N. Vitamin C and the Immune System. En Mahmoudi M, Rezaei N (eds.), Nutrition and Immunity. © Springer Nature Switzerland AG 2019. https://doi.org/10.1007/978-3-030-16073-9_1
  2. Del Pozo Reginald, Muñoz Mirna, Dumas Andrés, Tapia Claudio, Muñoz Katia, Fuentes Felipe et al . Efecto de la ingesta de vitamina C en el proceso de formación de cálculos biliares de colesterol. Rev. méd. Chile  [Internet]. 2014  Ene [citado  2016  Mar  09];  142(1): 20-26. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872014000100004&lng=es.  http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872014000100004 .
  3. Dietary Referente Intakes (DRI) for Energy, Carbohydrate, Fiber, Fat, Fatty acids, Cholesterol, Protein, and Aminoacids. Food And Nutrition Board. Institute of Medicine of the National Academies. 2005
  4. Instituto Nacional de Salud (Perú). Tablas peruanas de composición de alimentos / Elaborado por María Reyes García; Iván Gómez-Sánchez Prieto; Cecilia Espinoza Barrientos; Fernando Bravo Rebatta y Lizette Ganoza Morón. – 8.ª ed. — Lima: Ministerio de Salud, Instituto Nacional de Salud, 2009. 64 p.
  5. Waldvogel-Abramowski S, Waeber G, Gassner C, Buser A, Frey BM, Favrat B, Tissot JD. Physiology of iron metabolism. Transfus Med Hemother. 2014 Jun;41(3):213-21. doi: 10.1159/000362888. Epub 2014 May 12. PMID: 25053935; PMCID: PMC4086762.

 

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

En IIDENUT rechazamos rotundamente aquellas prácticas asociadas con el uso inapropiado de la información con fines comerciales. Nuestros estándares éticos nos impiden aceptar, difundir o parcializarnos subjetivamente con producto o práctica alguna que vaya en contra o distorsione la labor científica del nutricionista

 

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Alergia a la proteína de la leche de vaca

La proteína de la leche de vaca es la primera proteína a la que están expuestos los niños, sin importar si reciben lactancia materna exclusiva, sucedáneos de la leche materna o alimentación complementaria. La alergia a la proteína de la leche de vaca es una de las más comunes en la infancia, aunque en la mayoría de los casos remite por completo alrededor de los 5 años de edad. Revisemos, brevemente, algunos datos sobre su prevalencia, cuadro clínico y manejo nutricional.

 

1. Prevalencia

La alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) es una de las más frecuentes en lactantes y niños pequeños. La APLV afecta a aproximadamente el 2.5% de la población de este grupo etario (1); sin embargo, en el 60% de los casos, la APLV se ha resultado por completo cuando el niño alcanza la edad escolar (2). Por otro lado, un estudio publicado en 2019 indicó que al menos 1.9% de los adultos en Estados Unidos de Norteamérica presentaba APLV cuyo origen, al menos en el 77% de los casos, se remontaba a la infancia. Hasta el momento (3) no existe evidencia clara que sugiera algún mecanismo de prevención.

 

2. Etiología

La APLV se origina debido a una reacción inmunológica de hipersensibilidad a una o más de las fracciones proteínicas de la leche de vaca. La APLV se diferencia de la intolerancia a la lactosa porque en esta última no se encuentra comprometido el sistema inmunológico; mientras que en la primera si (4).  Debe quedar absolutamente claro que la respuesta alergénica se presenta frente a proteínas o péptidos  de más de 1500 dáltons; no existe respuesta alergénica frente a aminoácidos libres.

Existen tres tipos de presentación de APLV (tabla 1): a) la mediada por la inmunoglobulina E (IgE); b) no mediada por IgE; y c) reacción que puede estar mediada o no por IgE (mecanismo mixto).

 

Tabla 1. Tipos de presentación de APLV

Tipos de presentación Descripción
Mediada por IgE Detección de IgE en prueba cutánea y/o suero
No mediada por IgE No se detecta IgE específica
Reacciones que pueden estar o no mediadas por IgE Mecanismo mixto

Referencia 5

 

La APLV mediada por IgE es una reacción alérgica tipo I y de hipersensibilidad inmediata (se presenta en menos de 1 hora), mientras que la APLV no mediada por IgE comprende 3 tipos de reacciones inmunológicas: aquellas de tipo II (citotóxicas), aquellas de tipo III (complejos inmunitarios antígenos – anticuerpo – complemento) y aquellas de tipo IV (mediadas por células T) y por tanto es de carácter tardío (horas o días) (4).


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3. Cuadro clínico

En las reacciones mediadas por IgE, la intensidad de las reacciones varía desde aquellas leves hasta aquellas que pueden comprometer la vida del niño como la anafilaxia. Las reacciones no mediadas por IgE se presentan tardíamente, pero de igual manera son de difícil manejo. Entre el 75-92% de los niños presenta más de un síntoma (tabla 2)

 

Tabla 2. Tipos de reacciones orgánicas en la APLV

Tipo de reacciones  Mediadas por IgE No mediadas por IgE
Reacciones sistémicas Anafilaxia
Reacciones gastrointestinales En el 30% de los casos se pueden presentar vómitos y diarrea Reflujo gastroesofágico, espasmo cricofaringeo, esofagitis eosinofílica, gastroenteritis y proctocolitis, enterocolitis inducida por proteína de la leche de vaca, irritabilidad de colon severa,
Reacciones respiratorias Anafilaxia y ataques asmáticos Sindrome de Heiner
Reacciones dermatológicas Inmediatas: urticaria aguda angioedema.

Tardías: dermatitis atópicas

Dermatitis atópica

Fuente: Modificado de referencia 5

 

Los sistemas más frecuentemente involucrados son en las reacciones alérgicas son: gastrointestinal (50-60%), dermatológico (50-60%) y respiratorio (20-30%). El compromiso de 2 o más sistemas aumenta la probabilidad de APLV (6).

 

 4. Proteína de la leche y alergia

La leche entera de vaca (LEV) presenta un contenido de proteína que fluctúa entre los 3.5 – 4 g/100ml, algo que la diferencia significativamente del contenido proteico de la leche humana, que apenas alcanza 1 g/100ml, lo cual no es negativo debido a las particularidades bioquímicas y nutricionales de la proteína de la leche humana.  La LEV contiene más de una docena de fracciones proteicas diferentes, cada una de ellas con características físico químicas particulares.

  • Las caseínas.

Constituyen el 78% de las proteínas de la leche de vaca. Las caseínas se encuentran formando una estructura sólida y esponjosa de gran tamaño molecular. Las caseínas se clasifican en función de su movilidad electroforética y son responsables de la respuesta de la leche frente a diversos procesos industriales relacionados con la obtención de derivados lácteos, como el queso. En función de sus características físicas, las caseínas se pueden agrupar en 4 categorías: α, β, κ, γ (Tabla 3 y 4) (7). De entre todas las fracciones caseínicas, las alfas son aquellas con el mayor poder alergénico.

  • Las proteínas del suero.

Representan el 20% del total de proteínas de la leche de vaca. Son casi 10 fracciones diferentes. Aunque todas las fracciones de la proteína de la leche de vaca tienen un potencial alergénico extremadamente alto, la betalactoglobulina (BLG) presente en el lactosuero es la que se encuentra asociada a la mayor cantidad de reacciones de sensibilización inicial. La BLG es una proteína que no existe en el ser humano, sin embargo, puede aparecer en la leche humana a partir del consumo de lácteos por parte de la madre (1).

  • Las proteínas de la membrana del glóbulo de grasa (MFGM).

Se encuentran rodeando las gotas de grasa haciéndolas solubles en el medio acuoso de la leche (tabla 3).

  

Tabla 3. Tipos de proteínas presentes en la leche de vaca

ABREVIATURA G/L %
Caseínas 28.0 78.0
αs1-Caseína αs1-CN 12,4 34.7
αs2-Caseína αs2-CN 3.0 8.3
β-Caseína β-CN 7.0 19.0
κ-Caseína κ-CN 4.2 12
γ-Caseína γ-CN 1.4 4
Proteínas del lactosuero 7.2 20.0
β-lactoglobulina β-LG 4.2 11.7
α-lactoalbúmina α-LA 1.1 3.0
Fracción proteosa-peptona PP 0.8 2.2
Inmunoglobulina G IgG 0.6 1.7
Inmunoglobulina M IgM 0.09 0.25
Inmunoglobulina A IgA 0.01 0.027
Albúmina de suero AS 0.3 0.83
Lactoferrina LF 0.1 0.27
Proteínas MFGM 0.7 2.0

Fuente: Referencia 7

 

Tabla 4. Tipos de proteínas presentes en la leche de vaca

ABREVIATURA G/L % Alergenicidad
Caseínas 28.0 78.0  
αs1-Caseína αs1-CN 12,4 34.7 Alta
αs2-Caseína αs2-CN 3.0 8.3 Alta
β-Caseína β-CN 7.0 19.0 Baja
κ-Caseína κ-CN 4.2 12 Baja
γ-Caseína γ-CN 1.4 4 No se ha descrito
Proteínas del lactosuero 7.2 20.0  
β-lactoglobulina β-LG 4.2 11.7 Alta
α-lactoalbúmina α-LA 1.1 3.0 Alta
Fracción proteosa-peptona PP 0.8 2.2 No se ha descrito
Inmunoglobulina G IgG 0.6 1.7 Baja
Inmunoglobulina M IgM 0.09 0.25 Baja
Inmunoglobulina A IgA 0.01 0.027 Baja
Albúmina de suero AS 0.3 0.83 Baja
Lactoferrina LF 0.1 0.27 No se ha descrito
Proteínas MFGM 0.7 2.0 No se ha descrito

Fuente: Modificado de referencia 5 y 7

 

5. Manejo nutricional

  • Si se sospecha de APLV leve o moderada, se recomienda mantener la lactancia materna y eliminar los productos que contengan proteína de LEV de la dieta de la madre por 4 semanas (dieta de eliminación) (8-10). En el caso de destete parcial o total, utilizar siempre una fórmula láctea extensamente hidrolizada (5, 8-10).
  • La madre debe recibir dieta de eliminación prolongada, pasar por consulta nutricional y recibir suplemento de calcio adicional de 1g al día por 4 semanas. La suplementación de calcio es especialmente importante en casos de dermatitis atópica o colitis alérgica con deposiciones líquidas con moco y/o sangre (5, 8-10).
  • La eliminación de la proteína de la LEV de la alimentación del niño mayor será absoluta hasta que el paciente desarrolle tolerancia a la misma (8-10).
  • Se debe prestar atención a la dieta de la madre o del niño (aquellos con alimentación complementaria) cuando se haya aplicado una restricción absoluta de proteína de leche de vaca porque se podrían presentar déficits nutricionales (8).
  • Valorar después de 2 a 4 semanas si la dieta exenta de proteína de LEV de la madre generó mejoras significativas en la respuesta clínica del lactante. Si después de 4 semanas no existe respuesta clínica positiva, se debe suspender el seno y utilizar una fórmula extensamente hidrolizada (8, 10).
  • Aquellos niños con APLV que no toleren fórmulas extensamente hidrolizadas, que cursen con alergias a múltiples proteínas y que no reciban lactancia materna, deberán recibir fórmula de aminoácidos hasta lograr tolerancia (8).
  • Recientemente se ha evaluado el uso de probióticos en el manejo de la sintomatología de la APLV. La incorporación de Lactobacillus rhamnosus (LGG) a fórmulas extensamente hidrolizadas parece tener efectos favorables y duraderos sobre la sintomatología de la APLV (11).

 

6. Fórmulas infantiles sugeridas para el tratamiento de la APLV

 

6.1 Fórmulas con modificaciones en la estructura de la proteína

Se les denomina también hidrolizados proteicos o hidrolizados de proteína. En estas fórmulas, las proteínas han sido parcial o totalmente digeridas por hidrólisis enzimática, tratamiento térmico y ultrafiltración. Los hidrolizados a base caseína generan un aminograma rico en tirosina, fenilalanina y metionina; mientras que los hidrolizados de proteína de suero generan un aminograma rico en treonina, valina, metionina, fenilalanina, leucina e isoleucina. Por esta razón, la fuente de proteína de estas fórmulas suele ser una mezcla de hidrolizados de caseína y de hidrolizados de suero con el objetivo de obtener un aminograma parecido a aquel de la leche humana (12,13). Existen 3 tipos: con proteína parcialmente hidrolizada, con proteína totalmente hidrolizada y monoméricas.

 

  • Fórmulas con proteína parcialmente hidrolizada

Contienen menos de 1% de proteína intacta, aunque pueden encontrarse péptidos de un tamaño molecular superior a 5 000 Da, por lo cual, pueden contener antígenos residuales. El resto de los nutrientes se ajustan a las recomendaciones de los comités internacionales.  Están indicadas en la prevención de alegría a la proteína de la leche de vaca en lactantes con riesgo atópico por las siguientes condiciones: padres alérgicos, IgE total de la madre por padres alérgicos, IgE total de la madre > 120UI/ml o IgE cordón > 1UI/ml.

 

  • Fórmulas con proteína totalmente hidrolizada

Contienen aminoácidos y péptidos con un peso molecular de entre 1500-5000 Da o menos. Son consideradas como fórmulas hipoalergénicas porque su alergenicidad es varias veces menor a aquella de las fórmulas parcialmente hidrolizadas, obstante, no se le puede considerar como “No Alergénicas” porque alguno de los péptidos residuales podría generar reacciones alergénicas en lactantes que presentan anafilaxia a la leche de vaca. Estas fórmulas aportan lípidos bajo la forma de triglicéridos de cadena media (TCM) más un aceite que contenga ácidos grasos esenciales y carbohidratos bajo la forma de dextrinomaltosa o polímeros de glucosa, no contienen lactosa. El aporte de nutrientes de estas fórmulas se ajusta a las recomendaciones de los comités internacionales. Estas fórmulas están enriquecidas con taurina y L-carnitina, presentan mal sabor por su contenido de aminoácidos azufrados y suelen generar heces de consistencia pastosa. Estas fórmulas están indicadas en alergias a la proteína de la leche de vaca y en enfermedades que afecten la digestión y/o absorción de grasa.

 

  • Fórmulas elementales o monoméricas

Son fórmulas sintéticas elaboradas a base de L-aminoácidos, triglicéridos de cadena media (TCM) junto con ácidos grasos de cadena larga y dextrinomaltosa. Estas fórmulas están indicadas en el tratamiento de problemas de digestión y absorción en el tracto gastrointestinal, en la transición entre nutricional parenteral y enteral y en la alegría a la proteína de la leche de vaca cuando el empleo de hidrolizado no ha generado resultados positivos. Debe tenerse cuidado con su elevada osmolaridad y con la deficiencia de vitamina A, D y hierro asociada con su uso prolongado (12,13).

 

6.2 Fórmulas a base de proteína de soya

Son fórmulas cuya fuente de proteína es la soya. Contienen lípidos de origen vegetal y dextrinomaltosa o polímeros de glucosa en lugar de lactosa.  Están suplementadas con metionina, carnitina y taurina. El aporte de nutrientes se ajusta a las recomendaciones de los comités internacionales (12,13). Están indicadas en: alergia a la leche de vaca mediada por IgE, intolerancia primaria o secundaria a la lactosa, galactosemia y en la alimentación de hijos de padres vegetarianos.

 

6.3 Fórmulas a base de proteína de arroz

 Son fórmulas relativamente nuevas. Dado el aminograma de la proteína del arroz, estas fórmulas son suplementadas con aminoácidos para que su puntaje aminoacídico sea similar a aquel de las fórmulas a base de leche de vaca. Su costo es menor comparado con el costo de las fórmulas extensamente hidrolizadas elaboradas a partir de leche de vaca. Su uso se ha difundido bastante en algunos países de Europa. Son sometidas a controles sumamente estrictos relacionados con el contenido de arsénico y pesticidas en el arroz, materia prima de este producto. En términos nutricionales, cubren la totalidad de las necesidades del niño como cualquier otra fórmula.

 

 

Por Robinson Cruz
*Robinson Cruz es Director General del Instituto IIDENUT. Cuenta con 20 años de experiencia como nutricionista clínico y especialista en Bioquímica aplicada a la Nutrición. Es investigador y docente invitado en los programas de nutrición de pre y posgrado de decenas de universidades en 20 países de Iberoamérica. Más de medio millón de profesionales siguen sus publicaciones en diversos medios digitales. En este tiempo ha formado miles de profesionales de la nutrición, ha publicado casi una docena de libros y cientos de comunicaciones relacionadas, entre otras actividades. https://orcid.org/0000-0002-8056-1822

 

Referencias Bibliográficas

  1. Plaza Martín AM. Alergia a proteínas de leche de vaca. Protoc diagn ter pediatr. 2013;1:51-61.
  2. Abrams E, Sicherer S. Cow’s milk allergy prevention. Ann Allergy Asthma Immunol 127 (2021) 36-41
  3. Gupta RS, Warren CM, Smith BM, et al. Prevalence and severity of food allergies among US adults. JAMA Netw Open. 2019;2(1):e185630
  4. Fiocchi A, Schünemann HJ, Brozek J, Restani P, Beyer K, Troncone R, et al. World Allergy. Organization (WAO) Diagnosis and Rationale for Action against Cow’s Milk Allergy (DRACMA). Guidelines. J Allergy Clin Immunol. 2010 Dec;126(6):1–125.
  5. Ministerio de Salud Pública del Ecuador. Prevención, diagnóstico y tratamiento de la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV). Quito: Ministerio de Salud Pública, Dirección Nacional de Normatización -MSP; 2016.80 p: tabs:gra: 18 x 25 cm
  6. Cordero R. Camila, Prado S. Francisca, Bravo J. Paulina. Actualización en manejo de Alergia a la proteína de leche de vaca: fórmulas lácteas disponibles y otros brebajes. Rev. chil. pediatr.  [Internet]. 2018  Jun [citado  2022  Abr  04] ;  89( 3 ): 310-317. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41062018000300310&lng=es.  http://dx.doi.org/10.4067/S0370-41062018005000503.
  7. García, C. Montiel, R. Borderas, T. Grasa y proteína de la leche de vaca: componentes, síntesis y modificación. Zootec. 63(R): 85-105. 2014.
  8. Manejo de la alergia a la proteína de la leche de vaca. México: Secretaria de Salud, 2011.
  9. Guía Clínica Alergia a Proteína de Leche de Vaca. Santiago: Minsal, 2012
  10. Montijo Barrios E, et al. Alergia a las proteínas de la leche de vaca (GL-APLV). Rev Invest Clin 2014; 66 (Supl.2): s9-s72
  11. D’Auria E, Salvatore S, Pozzi E, Mantegazza C, Sartorio MUA, Pensabene L, Baldassarre ME, Agosti M, Vandenplas Y, Zuccotti G. Cow’s Milk Allergy: Immunomodulation by Dietary Intervention. Nutrients. 2019 Jun 21;11(6):1399. doi: 10.3390/nu11061399. PMID: 31234330; PMCID: PMC6627562.
  12. Satriano R. López C, Noel M, Jasinski C, Rebori A. Recomendaciones de uso de fórmulasy fórmulas especiales. Arch Pediatr Urug 2012; 83(2): 128-135
  13. Soler M, San Segundo A. Indicaciones y prescripción de fórmulas especiales. Bol Pediatr 2006; 46: 200-205

 

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En IIDENUT rechazamos rotundamente aquellas prácticas asociadas con el uso inapropiado de la información con fines comerciales. Nuestros estándares éticos nos impiden aceptar, difundir o parcializarnos subjetivamente con producto o práctica alguna que vaya en contra o distorsione la labor científica del nutricionista

 

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